lunes, 20 de julio de 2020

Un soplo de vida

Sin palabras, sólo silencio
haré todo aquello que no me atrevo
las cobardías serán desterradas de mi escritorio,
llevaré tu memoria lejos
tengo una deuda de honor.
Sólo a ti 
te debo esas letras,
a nadie podría serle tan claro
todo lo que un soplo significa
en lo que se piensa.
Andar en los vagones correr
de un lado a otro,
a veces pérdida 
y otra veces muerta,
con el silencio a la espalda
con el respiro puesto en las manos
 seguro encontraría algo. 

Y heme aquí a tu lado otra vez. 

Haydee Ramos 


Leído marzo 2020



Este libro, de obra póstuma de Clarice, es una joya oscura que arroja luz, entre sus líneas la misma búsqueda del oficio de la autora a través de un personaje que se encarna y que sobrevive a la autora misma. 


Ángela, un personaje que siente habla y se ve a ella misma, en una oscura dicotomía de los que no es, se pregunta, quién es más importante la obra o la autora misma, o ambas se enfrentan a lo efímero, la muerte y la transmutación, la voz  o el silencio. Ambas viven, se atreven de diferente manera y se incitan a encontrarse para no lograrlo. Una  obra en una voz que se vuelven dos, para volver a una, y al final sólo se quedará el escenario de lo que es un personaje. Otra yo, en otro mundo que vive y respira cada que el libro se abre. 


Clarice escribió esta obra en vísperas de su muerte, como ella lo dijo: este libro fue escrito en agonía, todo lo que ello implica, lo leerás en esa oscuridad que arroja la claridad sobre la efímera existencia. Este soplo de vida que nos antecede a todas y de cuyo rastro sólo queda nuestra historia, quizás en manos de alguien o de algún otra mujer. 




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