lunes, 28 de octubre de 2013

Amantes

VI. Amantes, en algún momento comprendí. 
No sólo era el gozo y el placer que encontraba, era la extraña calma después de hacer el amor y dulce amarga soledad para salir a tomar café con un buen motivo. 
Hasta que el  tiempo pasó y la figura desnuda de alguien frente a mi, comenzó a tener un eco de vacío. No eran ellos, era yo que me aferraba a buscar algo en ellos que no encontraba, que ahí en esa figura nunca encontraría. Eran sólo amantes, apasionados de la vida como yo, de la aventura y la incertidumbre, amantes del dolor ajeno, amantes a sentir, amantes caídos que me olvidarían y con ese mismo gozo, me quedarían palabras testimonio sobre ellos. 
Así decidí comenzar a ver en El emperador su consistencia y sus canas. 



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